Hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón.
Lo que hoy siente tu corazón, mañana lo entenderá tu cabeza.
Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando.
El que vive enamorado delira, a menudo se lamenta, siempre suspira, y no habla sino de morir.
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